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02-02-2017

MILONGA A LA ORILLA DEL MAR

De los burdeles porteños a lo profundo de la cultura argentina: el tango, la milonga y la pasión por sus melodías que llegan al alma, hacen de este movimiento que nació clandestino, hoy sea reconocido mundialmente. El punto de encuentro y baile en Villa Gesell, es todos los miércoles en el Centro Cultural Homero Manzi (Av.3 y Paseo 135), donde los amantes del 2x4 pasan noches inolvidables.

Desde la esquina de la 3 y 135, ya se puede escuchar el sonido que te invita a acercarte al Centro Cultural Homero Manzi.
Es verdad, no hay mejor Centro Cultural en la Ciudad de Villa Gesell que podría haber recibido a los fanáticos de la milonga, Homero Manzi, fue el autor de Milonga sentimental y Malena, entre otros éxitos tangueros.

Al ingresar al salón principal del Manzi, el sonido orillero se apoderó del corazón de los presentes, como Carlos y Luis, que son de Villa Gesell, nos cuentan que vienen a bailar sin compañera, son seguidores de las clases que brinda la profesora Paula Lauro y además, disfrutan del baile hasta tarde por la noche “siempre hay cosas para aprender, esto te tiene que gustar” nos señala Carlos, hombre de experiencia en el baile “yo hace 7 años que vengo a bailar y divertirme, agradezco al Municipio que brinde este espacio y que nos de lugar a los tangueros”.

Por su parte Luis compara al tango como un partido de futbol, una especie de fair play “hay que entrar a la cancha a jugar bien, valoramos al tango y lo disfrutamos, somos hombres libres también y lo primero es el baile, después podemos salir con alguna mujer” expresa Luis, todo un caballero.

Además de Carlos y Luis, la pista se llena de parejas jóvenes, mayores, familias e incluso de duplas de baile del mismo sexo.
En ese sentido la profe Paula Lauro asegura que “hay gente que viene y sabe bailar, a otros les gusta escuchar y otros a mirar, pero todos van a la pista, se mezclan en la danza, esto no es un baile cerrado, una mujer sola pueda bailar con otros alumnos y también con otras mujeres, la idea es que todos vengan a bailar porque de todos, uno tiene algo que aprender”.

Paula nos cuenta que hay familias enteras que vienen de vacaciones a bailar, incluso extranjeros, ese mismo miércoles, en el lugar un hombre oriundo de los Estados Unidos, Algis Bitenas, quien se dejó atrapar por la milonga argentina.

“El baile se contagia por una conexión natural, por todas las casas ha pasado el tango, y lo que brindamos acá es un ambiente cálido de mucho respeto entre el hombre y la mujer.” indica la profesora Paula.

Mirta y Gabriel, de Castelar, hace 30 años que vienen a Gesell y son fanáticos de las clases y de bailar hasta tarde “nos gusta mucho el tango y todos los miércoles nos quedamos a bailar unos tanguitos” dice Mirta mientras Carlos agrega que “bailar tango es un momento maravilloso, nos sale del alma y del corazón.”

Mirta refuerza la idea de la música como capital cultural heredado de la familia “Yo bailo desde los 5 años, mis papas me enseñaron a mi y a mis hermanos en mi casa por las tardes”.

Y Gabriel de espíritu orillero, gran fana de la milonga, nos cuenta que el miércoles tanguero geselino es genial “En Buenos Aires íbamos todos los sábados a bailar, sobre todo al Glorias Argentinas, pero acá la noche de milonga es muy divertida, además este verano vi a la ciudad mucho mejor, hay más seguridad y está limpia, mucho mejor que en Buenos Aires.” finaliza el hombre de Castelar.

La noche sigue en movimiento en los pies y los pasos de baile, mientras las sombras de los bailares proyectan aun mas grande al alma del corazón tanguero.

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